ARTÍCULO DE OPINIÓN Por Marina Limón
Es bastante claro el pesado talento al que nos tiene acostumbrados Alfonso André en sus diversas e importantes aportaciones desde “Las Insólitas Imágenes de Aurora”, “Caifanes”, “Jaguares”, “La Barranca” y demás participaciones con diferentes músicos. Tras todas las enseñanzas que le han dejado todos sus trabajos en los que se ha visto involucrado, Alfonso André nos presenta en ésta ocasión a un nuevo miembro de su familia musical, algo muy propio y que está bastante lejano de ser paralelo a lo que siempre lo ha caracterizado; su gran don para aporrear los tambores de la batería.
Me refiero a “Cerro del Aire”, un proyecto al que defino esencial, minimalista, visceral, espontáneo y sin complicaciones, no pretencioso pero si poderoso, pues en vastas ocasiones nos ha dejado ver que de todo lo que del disco emana está puesto su trabajo, su energía, su talento, su paciencia y sobre todo, una nueva forma de expresión personal a través de un camino misterioso pero lleno de grandeza musical que es precisamente el de un disco solista.
“Estampa”, “Reflejo”, “Bruma”, “La mitad de la verdad”, “Fuga y Quietud” etcétera, son algunas de las canciones de “Cerro del Aire”, entre ellas algunas escritas por Chema Arreola quien también funge como baterista en el disco y José Manuel Aguilera, como todos sabemos emblemático guitarrista y cantante de la Barranca; así como la obra e intervención de Diego Herrera con “La Piel”, todas ellas grabadas bajo el mando de Federico Fong, Eduardo del Águila y el mismo Alfonso André, además de contar con una excelente coach para pulir la afinación de voces, por supuesto, estoy haciendo mención a una de sus mas allegadas (si no es que la principal) ayuda idónea que tiene en su mujer Cecilia Toussaint y desde luego su gran amigo y compañero musical Federico Fong, con el que ha tenido oportunidad de hacerla de todólogos ya inmersos en éste trabajo y entre otra grande lista de músicos que a lo largo de la creación del disco hemos ido conociendo por ser compañeros de ésta aventura surcada en la mente de Alfonso y que hoy es una realidad, pues está fuera de la ficción, aterrizada y a punto de estar en nuestras manos.
“Cerro del Aire” para mi gusto, está hecho con todo el rigor musical a pesar de ser una producción casera, donde justamente se han quedado los miedos vencidos, pues el verdadero valor no radica precisamente en los excesos de las exóticas producciones, sino en el talento y las ganas de crear, pero sobre todo; de atreverse a hacer algo diferente ante los ojos de los demás, de atreverse a ser puesto en tela de juicio, a preguntas, a críticas constructivas y destructivas, a moldear la opinión de aquellos escépticos en el trabajo de una persona que nos queda claro que hoy está más allá de ser nombrado el baterista de Caifanes/Jaguares, sino de ser un baúl de sorpresas que están ya pululando en la luz pública.
Me atrevo a decir que “Cerro del Aire” es un trabajo en equipo enfilado por grandes y talentosos amigos, algo así como un viaje al pasado donde se juntaban en los garajes de los cuates a palomear solo por el gusto de hacerlo, pero ahora con un giro palpable donde se está dando el gusto de acomodar y volver a mover a su antojo las piezas del ajedrez.
Me resta solo decir “Gracias Alfonso, por permitirnos ser pasajeros de éste tan aventurero viaje en caravana hasta el “Cerro del Aire”, a lo que desconocíamos de ti, por ser el mismo y de acostumbrarnos a verte dando siempre lo mejor de ti…”
Me refiero a “Cerro del Aire”, un proyecto al que defino esencial, minimalista, visceral, espontáneo y sin complicaciones, no pretencioso pero si poderoso, pues en vastas ocasiones nos ha dejado ver que de todo lo que del disco emana está puesto su trabajo, su energía, su talento, su paciencia y sobre todo, una nueva forma de expresión personal a través de un camino misterioso pero lleno de grandeza musical que es precisamente el de un disco solista.
“Estampa”, “Reflejo”, “Bruma”, “La mitad de la verdad”, “Fuga y Quietud” etcétera, son algunas de las canciones de “Cerro del Aire”, entre ellas algunas escritas por Chema Arreola quien también funge como baterista en el disco y José Manuel Aguilera, como todos sabemos emblemático guitarrista y cantante de la Barranca; así como la obra e intervención de Diego Herrera con “La Piel”, todas ellas grabadas bajo el mando de Federico Fong, Eduardo del Águila y el mismo Alfonso André, además de contar con una excelente coach para pulir la afinación de voces, por supuesto, estoy haciendo mención a una de sus mas allegadas (si no es que la principal) ayuda idónea que tiene en su mujer Cecilia Toussaint y desde luego su gran amigo y compañero musical Federico Fong, con el que ha tenido oportunidad de hacerla de todólogos ya inmersos en éste trabajo y entre otra grande lista de músicos que a lo largo de la creación del disco hemos ido conociendo por ser compañeros de ésta aventura surcada en la mente de Alfonso y que hoy es una realidad, pues está fuera de la ficción, aterrizada y a punto de estar en nuestras manos.
“Cerro del Aire” para mi gusto, está hecho con todo el rigor musical a pesar de ser una producción casera, donde justamente se han quedado los miedos vencidos, pues el verdadero valor no radica precisamente en los excesos de las exóticas producciones, sino en el talento y las ganas de crear, pero sobre todo; de atreverse a hacer algo diferente ante los ojos de los demás, de atreverse a ser puesto en tela de juicio, a preguntas, a críticas constructivas y destructivas, a moldear la opinión de aquellos escépticos en el trabajo de una persona que nos queda claro que hoy está más allá de ser nombrado el baterista de Caifanes/Jaguares, sino de ser un baúl de sorpresas que están ya pululando en la luz pública.
Me atrevo a decir que “Cerro del Aire” es un trabajo en equipo enfilado por grandes y talentosos amigos, algo así como un viaje al pasado donde se juntaban en los garajes de los cuates a palomear solo por el gusto de hacerlo, pero ahora con un giro palpable donde se está dando el gusto de acomodar y volver a mover a su antojo las piezas del ajedrez.
Me resta solo decir “Gracias Alfonso, por permitirnos ser pasajeros de éste tan aventurero viaje en caravana hasta el “Cerro del Aire”, a lo que desconocíamos de ti, por ser el mismo y de acostumbrarnos a verte dando siempre lo mejor de ti…”