jueves, 5 de septiembre de 2019

Plática frente al espejo.


Yo también odio pelearme por una estupidez, tengo un secreto inconfesable, hago planes en la mente que nunca llevo a cabo, me enamoré de alguien que no me corresponde, también me han correspondido y he tenido el corazón roto, pero también llevo la carga de haber roto uno, he tenido ataques desmesurados de sinceridad y después pensé "¿Por qué lo hice?", he tenido que sonreír cuando realmente quería explotar de tristeza, he esperado cosas que nunca van a suceder, he perdonado y me han perdonado y ¿sabes que? estoy sorprendida y orgullosa de la mujer en la que me estoy convirtiendo, es fuerte, intenta hacer cosas geniales aunque la critiquen, sabe vivir con lo que tiene, ha viajado y empieza a amar su cuerpo así, tal cual es, sabe amar hasta que duela y le rompan el corazón una vez más y todavía puede amar con cada pedazo, ha aprendido a soltar cuando más necesitaba tener, sabe comprender que el amor es nuevo cada mañana y lo mejor, es que aprendió a transformar su dolor en valor para convertirse en esta mujer.

lunes, 13 de enero de 2014

Lo que no fue...

Una copa vacía, un vino sin tomar;
kilómetros en la mente, de un viaje sin hacer.
Un amanecer sin desayuno en la cama,
un naranja atardecer sin disfrutar.
Los hijos que no tuvimos, los nietos que no vendrán,
una vida en familia, cada quien en su lugar.
Dos almas aturdidas de silencio, dos espíritus acobardados,
un amor que no amará, dos seres que se extrañarán.

Pídele a Dios...


Pídele a Dios una mente abierta, no una mente brillante, porque en una mente abierta entran y salen infinitas ideas brillantes, una mente abierta te permitirá omitir de tu vida el "qué dirán" y entonces así podrás sentirte feliz al ver feliz a los demás en cualquiera de los caminos que hayan elegido; una mente abierta hará perder la ambición del solo ganar y ganar, te hará comprender con sabiduría lo bello que es compartir, porque una mente abierta te hace más que jefe, te hará sentir con fuerza la maravilla de ser un líder.

Pídele a Dios.

viernes, 23 de agosto de 2013

"Distancia" - Alfonso André

Todos en la vida, tenemos una canción que nos puede construir o despedazar; este parece ser el caso de "DISTANCIA" letra de "Chema Arreola" e interpretada por Alfonso André, la cual es una lástima no haya podido ser agregada al reparto de "Cerro del Aire", su primer disco en solitario. Aquí la tienen, disfrútenla, compréndanla y construyan o permitan ser despedazados por ella.


Nadie te ha amado como este corazón,
nadie te ha dado un beso triste con ardor,
soy tu canción, tu salvación,
el que custodia con espinas tu pasión.

Yo quiero ser tu alma y tu fin,
un gran principio, tarde febril.

Y es que a tus brazos siempre quiero regresar,
y la distancia no nos deja amanecer.
Yo estoy aquí, tu estas allá,
deja que el fuego nos empiece a liberar.

Hoy quiero ver, tu rostro y al fin,
tomar tu mano y tu perfil.

Y es que la luna no conoce el sol de abril,
y nuestros cuerpos ya no pueden existir.
Si tú te vas, si yo me voy,
deja que el tiempo nos abrace en su calor.

Hoy te convoco a esta noche de perdón,
rezo en tu frente y me enredo en mi oración.
Yo comprendí, que estar así,
es un puñal que nos impide coincidir.

miércoles, 11 de julio de 2012

CAIFANES, como un soplo al corazón


     Recibo la invitación para escribir en la revista y fue increíble como nadó en mi cabeza por días esa primera pregunta que me saltó a la mente ¿Qué puedo yo hablar de CAIFANES que ustedes no sepan? pues para mi gusto, hay quienes podrían dar cátedra acerca del inicio, el desarrollo y aquel primer final de la banda; se ha dicho mucho y no solo en congregaciones de carnales, sino en grandes medios de comunicación que también lograron estremecerse y volcar su atención en la noticia de éste reencuentro que más bien, parecía que quedaría bajo la sombra del recuerdo de muchas personas que sí lograron vivir muy de cerca el éxito de aquellos cinco muchachos que acariciaron la fama haciendo lo que más les gustaba, rock.
Existen infinidad de opiniones y respuestas en cuanto a CAIFANES se trata, se habla de que si el reencuentro, que si la gira, que si la reconciliación entre Saúl y Marcovich y aunque cada quién habla como le fue en la feria, en lo particular tengo un exquisito sabor de boca, pero sin temor a equivocarme puedo asegurar que todas nuestras opiniones están enfiladas a un mismo fin, a la alegría que nos produjo el hecho de volver a repetir la historia; pero ésta vez, una historia en que la madurez, el cariño y la misma energía señoreaban en la vida de cada uno de los integrantes.
No vengo a escribir como se inventó el hilo negro, aquí no hay nada que ustedes no sepan, pero si hay una perspectiva de una fan que se ha ido alimentando de historias y se ha nutrido con una trayectoria musical incomparable, me tocó ver lágrimas, risas, pasmos, e infinidad de calificativos íntimamente ligados con la fascinación que se sintió en cada concierto, y la alegría de saber que no hemos perdido la capacidad de asombro aun al estar en varios conciertos.
Las sensaciones y contrastes estuvieron a la orden del día, era como haber estado en un lugar que jamás había pisado pero que al vivirlo parecía una máquina del tiempo que me trasladaba directito a los 80’s-90’s, era como estar en cada historia que solía leer cuando CAIFANES se presentaba en aquellos lugares y aquellas fechas de sus inicios, pero ahora dentro de un mundo lleno de viejos y contemporáneos fans que hacía más especial el momento, pues podías sentirte parte de esa gran familia, estaban esos carnales otoñales abrazándose mezclados con los nuevos amigos que hicieron e hicimos, me incluyo a través de redes sociales y que la banda fue el pretexto perfecto para poder saludar de propia mano, o bien, simplemente reencontrarte con esos amigos que ya te habías topado en otros conciertos.
Hubo momentos maravillosamente indescriptibles, puedo hacer tal vez un completo y explícito anecdotario y  nombrar a cada persona con la que pude estar o simplemente saludar, anécdotas estresantes que parecían acabar con la dicha de estar presente en algún concierto, o la maravilla de tener la oportunidad de conocer nuevos amigos, incluso, tristemente de perder otros, de reír y brincar con los viejos amigos o el inolvidable reto de llevar por primera vez a mi hermana mayor a un concierto y descubrir que en lo más profundo de su ser si había dejado yo una influencia marcada en ella cuando la vi cantar al ritmo de “Piedra”, “Mátenme porque me muero”, “No dejes que”, “La negra Tomasa” etcétera, pero sobre todo de poder estrujar a cada integrante y decirles personalmente lo inexplicable que era tenerlos enfrente y lo feliz que me sentía de estar agradeciéndoles desde lo más profundo el hecho de que se hayan atrevido a volver a hacer historia junto a nosotros.
Acostumbro a dar gracias a Dios cuando puedo alcanzar un sueño, y este no fue la excepción, fue un sueño hecho realidad donde aprendí a valorar la firmeza de los viejos fans y esa persistencia  de no quitar el dedo del renglón, de valorar también la capacidad de los nuevos al saber esperar y sobre todas las cosas, de disfrutar una banda que no ha perdido la esencia, sino más bien ha alcanzado la madurez al saber aniquilar lo malo y darle entrada a un nuevo ciclo, mismo que les permitió ver y palpar que siguen vivos, que son los mismos de siempre y que lo único que los hace diferentes es la ropa y esas marcas en la piel, que son ejemplo de nuevas generaciones y que fueron, siguen y seguirán siendo un  ícono muy grande dentro del rock mexicano.
Gracias Saúl, Alejandro, Alfonso, Sabo y Diego por permitir que sucediera, por desempolvar una historia para seguir escribiéndola y añadiendo cada día a personas que amamos su trabajo y que definitivamente quedará para la posteridad. ¡VIVA CAIFANES!

Marina Limón.

lunes, 1 de agosto de 2011

La caravana hasta el Cerro del Aire




ARTÍCULO DE OPINIÓN Por Marina Limón






Es bastante claro el pesado talento al que nos tiene acostumbrados Alfonso André en sus diversas e importantes aportaciones desde “Las Insólitas Imágenes de Aurora”, “Caifanes”, “Jaguares”, “La Barranca” y demás participaciones con diferentes músicos. Tras todas las enseñanzas que le han dejado todos sus trabajos en los que se ha visto involucrado, Alfonso André nos presenta en ésta ocasión a un nuevo miembro de su familia musical, algo muy propio y que está bastante lejano de ser paralelo a lo que siempre lo ha caracterizado; su gran don para aporrear los tambores de la batería.

Me refiero a “Cerro del Aire”, un proyecto al que defino esencial, minimalista, visceral, espontáneo y sin complicaciones, no pretencioso pero si poderoso, pues en vastas ocasiones nos ha dejado ver que de todo lo que del disco emana está puesto su trabajo, su energía, su talento, su paciencia y sobre todo, una nueva forma de expresión personal a través de un camino misterioso pero lleno de grandeza musical que es precisamente el de un disco solista.

“Estampa”, “Reflejo”, “Bruma”, “La mitad de la verdad”, “Fuga y Quietud” etcétera, son algunas de las canciones de “Cerro del Aire”, entre ellas algunas escritas por Chema Arreola quien también funge como baterista en el disco y José Manuel Aguilera, como todos sabemos emblemático guitarrista y cantante de la Barranca; así como la obra e intervención de Diego Herrera con “La Piel”, todas ellas grabadas bajo el mando de Federico Fong, Eduardo del Águila y el mismo Alfonso André, además de contar con una excelente coach para pulir la afinación de voces, por supuesto, estoy haciendo mención a una de sus mas allegadas (si no es que la principal) ayuda idónea que tiene en su mujer Cecilia Toussaint y desde luego su gran amigo y compañero musical Federico Fong, con el que ha tenido oportunidad de hacerla de todólogos ya inmersos en éste trabajo y entre otra grande lista de músicos que a lo largo de la creación del disco hemos ido conociendo por ser compañeros de ésta aventura surcada en la mente de Alfonso y que hoy es una realidad, pues está fuera de la ficción, aterrizada y a punto de estar en nuestras manos.

“Cerro del Aire” para mi gusto, está hecho con todo el rigor musical a pesar de ser una producción casera, donde justamente se han quedado los miedos vencidos, pues el verdadero valor no radica precisamente en los excesos de las exóticas producciones, sino en el talento y las ganas de crear, pero sobre todo; de atreverse a hacer algo diferente ante los ojos de los demás, de atreverse a ser puesto en tela de juicio, a preguntas, a críticas constructivas y destructivas, a moldear la opinión de aquellos escépticos en el trabajo de una persona que nos queda claro que hoy está más allá de ser nombrado el baterista de Caifanes/Jaguares, sino de ser un baúl de sorpresas que están ya pululando en la luz pública.

Me atrevo a decir que “Cerro del Aire” es un trabajo en equipo enfilado por grandes y talentosos amigos, algo así como un viaje al pasado donde se juntaban en los garajes de los cuates a palomear solo por el gusto de hacerlo, pero ahora con un giro palpable donde se está dando el gusto de acomodar y volver a mover a su antojo las piezas del ajedrez.

Me resta solo decir “Gracias Alfonso, por permitirnos ser pasajeros de éste tan aventurero viaje en caravana hasta el “Cerro del Aire”, a lo que desconocíamos de ti, por ser el mismo y de acostumbrarnos a verte dando siempre lo mejor de ti…”

sábado, 21 de mayo de 2011

Life is like a Lightning…






Cuando nos tomamos un tiempo para pensar, para observar, simplemente para detenernos a escuchar nuestra propia respiración, nuestros constantes e incansables latidos del corazón, comprendemos que la vida, de forma literal, es tan parecida a al encandilante acto de un relámpago.

Subí al coche y abroché mi cinturón de seguridad empezábamos a internarnos por aquellas amplias, lindas y paradisíacas carreteras del bajío, y todo pintaba favorablemente para regresar luego de unas vacaciones en familia que nos habíamos dado por el bello estado de Guanajuato.

La caravana del tiempo no perdonaba y la naturaleza parecía hacer lo mismo, después de regalarnos una bella tarde el cielo empezó a opacarse y una gota sobre el parabrisas anunciaba una tormenta.

Irónicamente mientras mis audífonos me regalaban una excitante música, saqué mi cámara porque el cielo parecía partirse en dos, por un lado un exuberante paisaje soleado y lleno de vida y por otro (por nuestro rumbo) un acechante camino oscuro que parecía tragarnos en medio de la nada, lo irónico del caso, es que las tormentas nunca fueron de mi total agrado y con una fuerte estimulación el miedo se volcó a una extasiante adrenalina que me hizo capturar el momento en que aquel resplandor que iluminaba el cielo duró tan poco, tan veloz, tan torrente al ritmo del shot de aquella vieja cámara, que me hizo pensar que la vida dura un tiempo y el tiempo altanero y caprichoso dura toda la vida.

Toma tiempo para perdonar, para amar, para dar, para reír, para vivir, porque la vida es como éste rayo, puede ser muy luminosa y encandilante pero corta y sin tregua para regresar.